Cabinas mindfulness

 la nueva y distópica solución de Amazon para relajar a sus empleados sobrecargados

Amazon tiene un problema: su comunicación ha de ser muy cuidadosa. La empresa que más nuevos empleos produce en Estados Unidos y prácticamente cualquier otro rincón del mundo debe escoger bien aquello que quiere anunciar, puesto que sus propuestas, por la naturaleza de la compañía, siempre se arriesgan a reflejar una imagen distópica del futuro del trabajo en general. Hoy estamos ante uno de esos casos en los que no ha salido del todo bien. Las redes sociales lo han tildado de “armario de la desesperación”.

El lanzamiento: la cuenta de comunicación corporativa de Amazon compartió una nueva medida dentro de su programa de mejora de la seguridad de los empleados, WorkingWell, en concreto una del apartado de “bienestar holístico”, dirigido por Leila Brown, una de las gerentes especializada en medicina deportiva y terapias alternativas. En el vídeo, ya borrado de la cuenta oficial pero fácilmente rastreable en la web, se nos muestra un cubículo del tamaño de las tradicionales cabinas telefónicas. Se llama “Amazen”.

En su interior, recubierto de felpa gris, hay dos pequeñas plantas y un ordenador con pinta de estar desfasado “donde puedes navegar por una biblioteca de recursos para la salud mental y prácticas mindful para recargar tu batería interna. […] Un espacio tranquilo donde la gente pueda ir y concentrarse en su bienestar mental y emocional". La idea sería colocar una de estas cabinas portátiles en esos centros logísticos donde los encargados sintiesen que sus trabajadores están excesivamente estresados y, bueno, tal vez no están rindiendo todo lo que podrían a causa de ello.

“Amazon ha inventado el rincón para llorar”, decía uno, “salas de pánico del capitalismo, digo, perdón, quioscos interactivos individuales” otro. Miles de referencias a la cabina de suicidio de Futurama... En fin, la creatividad pesimista tuitera ha salido a pasear, razón por la que posiblemente Amazon News haya borrado el tuit original.

Biorobots. Hace poco la empresa fundada por Jeff Bezos anunció que estaban estudiando implantar sofisticados algoritmos para rotar a los empleados y repartir la carga de trabajo de los mozos de almacén en función de su estructura musculoesquelética. Aunque estas rotaciones son corrientes en los trabajos de manufactura, lo que proponían era un nivel de detalle nunca antes visto, valiéndose de su innovación tecnológica y el big data. La noticia se recibió por parte de los críticos de Amazon como una nueva muestra del modo en que miran a sus empleados, más como conjuntos de datos que como personas, prefiriendo hacer algo así antes que darle más tiempo de descanso y menor carga de trabajo a cada contratado.

Hasta reventar. Amazon no tiene un buen historial acerca de las condiciones de trabajo en sus almacenes. Hace poco se confirmó que aquellos informes sobre gente que orinaba en botes para no perder tiempo mientras trabajaba eran ciertos. También una investigación reciente demostró que el número de lesiones graves de sus centros estadounidenses era tres veces superior a la media nacional dentro de su sector. Amazon también ha sido denunciada no sólo por no recoger esas lesiones, sino por ocultar algunas que los empleados habían reportado de forma oficial. Por eso es bien recibida la noticia de que planean invertir 300 millones de dólares en proyectos de seguridad en 2021 para ir reduciendo su tasa de incidencias, que esperan bajar a la mitad para 2025.

Logro desbloqueado. En este sentido, la presentación de la compañía sobre qué supondrá la cabina mindfulness no transmite un reconocimiento de esa dimensión humana de sus empleados, sino como si, bajo el mismo enfoque de ultra eficiencia que domina el resto de ámbitos del día a día de sus almacenes, la gerencia hubiese añadido a su sistema una nueva variable emocional más, cuyo malestar sería fácilmente mesurable y corregible. En el fondo Amazon sólo destaca por su posición imperante en el mercado laboral, pero ya existe en la cultura techie una querencia por la gamificación de todas las facetas de nuestra vida. Las apps de meditar más habituales (pero no sólo, también las salas de estudio online) ya contienen ese componente de deseo de cumplir objetivos de forma mecánica.